A 17 años de la histórica gesta de vecinos que lograron cambiar la historia de 25 de Mayo.
El 28 de marzo de 2004 se realiza una asamblea y se decide cortar el paso a las empresas en la Pasarela, ubicada a unos 50 km de la localidad. Esa decisión se plasmó al día siguiente.
Aún en penumbras, antes de que el sol asome, un pequeño grupo de personas, llegaron al lugar y bloquearon el paso.
La estrategia elaborada en la asamblea era –paralelamente al corte de la pasarela- marcar presencia en la Ruta Provincial 34. Así, la comunidad comenzaba a hacer propia la lucha que se convertiría en una imborrable marca en la línea del tiempo.
A los piquetes ya instalados se sumó la gestión ante las empresas, pero el silencio era la única respuesta, mientras la desocupación marcaba cifras de 3 dígitos entre la población económicamente activa en la localidad.
Pero el motor de la lucha, fue el pueblo en la calle. El reclamo era justo, aunque las formas generaban resistencia. Los diarios ya hablaban de puebla y ese hecho de visibilizar la movida social, allanaba el camino para que las autoridades pudiera gestionar respuestas a nivel provincial y ante las empresas que por entonces operaban en la zona.
Ya entrado el mes de abril la situación se fue poniendo tensa hasta que derivó en un corte total de la ruta 34, a la que se volcó el pueblo masivamente. A esa altura ya se había logrado un objetivo importantísimo: El cierre de la pasarela clausurada oficialmente por las autoridades provinciales.
Fueron días interminables y noches eternas. Ollas populares que servían comida a los piqueteros, gomas quemadas durante la noche y el pueblo que lo vivía como si fuera una fiesta. Familias enteras con niños, adolescentes. Jóvenes, desafiando las frías noches de abril, son al postal que queda en la memoria de los mayores y que se transmite a la generación que no la vivió, y que creció en un pueblo petrolero. Y la trillada frase de que los derechos se obtienen con lucha, se hizo real también en 25 de Mayo, a partir de esa asamblea del 28 de marzo y de ese pequeño grupo que salió a demostrar el 29 de abril, que utopía no es sinónimo de imposible.-