Santa Rosa, viernes 11 de Noviembre de 2016
La segunda semana de noviembre ha sido establecida por la Cámara de Diputados de la provincia de La Pampa, mediante Ley N° 2293/06, como la Semana de Prevención y Conocimiento del Síndrome Urémico Hemolítico (SUH).
El síndrome urémico hemolítico (SUH) es una enfermedad grave que se puede prevenir. De ahí la importancia que la comunidad incorpore en sus hogares las medidas necesarias en la manipulación de los alimentos que consume para cuidar su salud.
El SUH se transmite por alimentos contaminados por una cepa de la bacteria Escherichia Coli, productora de una toxina, que suele estar presente en la materia fecal de animales y personas. La bacteria es parte de la flora normal del tracto digestivo del ganado, lo que representa un riesgo en las faenas realizadas en condiciones de higiene deficientes. Además, al sobrevivir en la materia fecal, puede contaminar los productos de huerta cuando se utilizan aguas contaminadas para el riego y fertilización; y la vestimenta y calzado de quienes realizan tareas rurales o visitas a los campos.
El SUH afecta principalmente a niños menores de 5 años; es una enfermedad de comienzo agudo que puede presentarse a través de los siguientes síntomas: diarrea con o sin sangre, vómitos, fiebre, palidez, debilidad, letargo, irritabilidad, disminución de la cantidad de orina, hematomas, hemorragias subcutáneas en forma de pequeños puntos rojos (petequias) y coloración amarillenta de la piel (ictericia). En la República Argentina, constituye la principal causa pediátrica de insuficiencia renal aguda y la segunda de insuficiencia renal crónica. Según información del Ministerio de Salud de la Nación, esta enfermedad es responsable del 20% de los trasplantes de riñón en niños y adolescentes.
En nuestro país es una enfermedad endémica, se producen alrededor de 400 casos anuales, siendo la región sur del país la que presenta las tasas de notificación más elevadas. En la provincia de La Pampa, diversos factores favorecerían la alta incidencia de esta patología, entre ellos la elaboración de alimentos sin el control sanitario correspondiente, la realización de actividades en el ámbito rural, la exposición al ganado, al ambiente y las aguas recreacionales.
Medidas de prevención
– Lavarse muy bien las manos con agua y jabón siempre: antes de cocinar y comer, después de ir al baño, de cambiar pañales, de manipular alimentos crudos (carnes y verduras), de trabajar la tierra, y de volver de la calle.
– Adquirir productos de origen animal y vegetal en establecimientos que reúnan las condiciones de higiene y habilitación necesarias.
– Lavar cuidadosamente frutas y verduras con agua segura.
– Cocinar muy bien las carnes, asegurarse siempre que la carne no sea jugosa ni esté rosada o roja en el centro de la misma y hayan desaparecido los jugos rosados.
La bacteria se pega a la superficie de la carne. Al molerse la carne la bacteria es introducida dentro de la misma y es más difícil que la cocción la destruya. Por este motivo los alimentos con carne picada son los considerados con mayor riesgo.
– Utilizar distintos utensilios de cocina para la carne cruda y para la cocida, y evitar el contacto entre estas.
– Consumir leche, derivados lácteos y jugos de frutas pasteurizados.
– Consumir agua potable. Ante dudas sobre la calidad del agua, se recomienda hervirla o agregarle dos gotas de lavandina por litro de agua, agitar y dejar reposar 30 minutos antes de ingerirla.
– Conservar la cadena de frío de los alimentos que lo requieren.
– Conservar los alimentos frescos y cocidos en la heladera.
– En caso de trabajar en el campo, extremar las medidas de control sobre la vestimenta e higiene personal para prevenir la contaminación del ámbito familiar.
– Evitar que los niños menores de 5 años consuman chacinados y carnes de faenas caseras.
– Concurrir a piletas de natación habilitadas para tal fin y mantener el adecuado tratamiento del agua en las piletas domiciliarias.