La historia que atraviesa por estos días Aniko Marika, una joven alemana de unos 30 años de edad y que llegó a principios del año pasado a la capital pampeana, parece formar parte del guión de una película.
Luego de convivir con un joven de la ciudad -de apellido Soria, a quien conoció por internet- fue víctima de violencia de género durante casi seis meses sin que pudiera denunciar el caso y ahora, a pesar de la intervención de la Justicia, no puede volver a su país porque no tiene dinero para costearse el pasaje.
Encima, la embajada alemana le quiere iniciar una causa judicial y cobrarle una multa porque “excedió el tiempo permitido” de estadía en Argentina.
El caso judicial está en manos del fiscal Marcos Sacco, quien confirmó a El Diario la existencia del hecho pero se excusó de brindar detalles y precisiones dado que el caso todavía está en “etapa de investigación”.
De acuerdo a lo que pudo saber este diario de distintas fuentes -la Policía, cepo informativo de por medio, le recomendó a la joven no ofrecer ninguna entrevista periodística-, todo se desencadenó el pasado viernes 1º de abril.
Ese día, en horas de la tarde noche, la joven salió a la vereda de la casa en la que convivía con Soria en la calle Río Negro, con un celular en la mano. En un momento pasaron dos muchachos y le arrebataron el aparato. Un móvil policial que andaba en las inmediaciones los detuvo y cuando se entrevistó con la chica esta “estalló en llanto”.
“Los policías se dieron cuenta de que algo pasaba pero en un primer momento no pudieron determinar concretamente qué era lo que ocurría porque Aniko habla solamente alemán, algo de inglés pero ninguna palabra en castellano”, contó una persona que conoció el hecho.
Inmediatamente los uniformados trasladaron a la joven a la Unidad Funcional de Género de la Policía y buscaron la ayuda de un traductor. Al otro día, el sábado, luego de conocer la versión de la chica, el fiscal Sacco ordenó la detención de Soria.
“Siempre de acuerdo a la versión que cuenta ella, a poco de estar acá empezaron a tener problemas con Soria y cuando ella en un momento dijo que se quería volver a su país el joven, de unos 36 años de edad, le escondió el pasaporte”, destacó la misma fuente.
Y añadió: “Por lo que se desprende de la declaración de la mujer se trata de un hecho de violencia de género pero no todo sería de manera verbal… Ella no tenía marcas de lesiones de ningún tipo y no es fácil determinar si hubo o no privación ilegítima de la libertad”.
Luego de la denuncia de Aniko Marika, la Policía allanó la vivienda de Soria y halló el pasaporte de la joven alemana, además de recuperar sus pertenencias. Desde hace una semana Aniko permanece alojada en una residencia solidaria que tiene una ONG de la ciudad. Allí, incluso, se llevó un perro que habían criado con Soria.
“La violencia verbal se da incluso de una manera bastante singular, porque supuestamente él no habla nada de alemán y solamente un poco de inglés como ella. Entonces, aparentemente, para comunicarse usaban el traductor automático que ofrecen los celulares y allí constan las agresiones por su condición de mujer y de extranjera, por ejemplo”, añadió la fuente.
Por estas horas, algunos integrantes de la Unidad Funcional de Género y del Centro Judicial de Santa Rosa que conocieron el caso tratan de juntar fondos para pagarle el boleto de avión de regreso a su país. Tratan también de que los organismos del Estado vinculados al área de género colaboren monetariamente. El pasaje costaría unos 25.000 pesos. En las últimas horas la Justicia pampeana habría logrado que también se interesara en el asunto el Consulado alemán.