TENIAN TODO LISTO PARA IRSE DE LA CIUDAD: UNO DE ELLOS HABIA JURADO VENGANZA A SUS FAMILIARES
La policía capturó ayer a la noche a Kevin Gómez Ganora y José Antonio Turrión en una casa de Villa Las Camelias, cerca de la Laguna Don Tomás. Siguen buscando a Velásquez y Pavón. El gobierno ofreció 100 mil pesos para quien aporte datos. Señalan que el hacinamiento favoreció la fuga.
José Antonio Turrión y Kevin Xavier Gómez Ganora, dos de los cuatro prófugos que se escaparon de la Alcaidía durante la madrugada del sábado, fueron recapturados ayer en una vivienda de Villa Las Camelias, en cercanías de la Laguna Don Tomás. Los evadidos fueron sorprendidos en el domicilio ubicado en Alelíes 221, casi Altolaguirre, cuando estaban a punto de irse de la ciudad en un Volksagen Gol -color negro, cinco puertas- con vidrios polarizados. La casa, un sitio conocido por la policía por tener fama de «aguantadero» es propiedad de Orlando «el huevo» Flores, un muchacho que también tiene trayectoria en el ambiente del hampa. Ahora la policía está abocada a la captura de Angel Pavón y José Luis Velásquez, los otros dos detenidos que siguen sin aparecer.
«Sabíamos que Ganora y Turrión estaban juntos y que los dos restantes estaban escondiéndose por separado. Teníamos sospechas de que «el huevo» los estaba cubriendo y montamos un operativo. Cuando intentemos ingresar a su vivienda, el muchacho agredió dos efectivos para darle tiempo a sus amigos que pretendieron escapar por los patios traseros. Nunca se imaginaron que nosotros previmos esa posibilidad y, en consecuencia, montamos un cordón de seguridad en toda la manzana», dijo a este diario una fuente abocada al operativo.
Bolso.
El bolso con ropa y zapatillas que los capturados habían preparado prueba que su intención era abandonar la ciudad de Santa Rosa en el Gol que les facilitó Flores. El mayor peligro -dicen los pesquisas- era que José Antonio Turrión volviera a Miguel Riglos, Villa Maza o Anchorena para cumplir con lo que le había prometido a sus familiares: preso del rencor por haber sido condenado a 20 años de prisión por haber matado a su hermano, el muchacho los había amenazado por teléfono, jurándoles que iba a tomarse venganza por haber declarado en su contra.
«Estos dos eran los más peligrosos, por eso una delegación viajó el sábado a las distintas localidades pare cerciorar que Turrión no hiciera otra locura», agregaron las fuentes consultadas.
Tras ser aprehendidos, los prófugos fueron llevados a la Brigada de Investigaciones y, cerca de la medianoche, trasladados a la Alcaidía de General Acha. En la vivienda de la calle Alelíes trabajaron oficiales de la División Criminalística juntando toda la prueba material, quienes aseguraron a este diario que «no se hallaron armas». Orlando Flores, quién intentó encubrir a los evadidos, también quedó detenido.
Al cierre de esta edición patrulleros de distintas seccionales recorrieron las calles de Villa Las Camelias porque temían que los Velásquez y Pavón estuvieran cerca.
Hacinamiento.
Las celdas donde estaban alojados los cuatro evadidos de la Alcaidía están ubicadas en el extremo del ala este del edificio penal que da a la calle Liberato Rosas. Fueron diseñadas en un principio como espacios de castigo con una capacidad para cuatro internos. Pero al momento de la fuga había ocho o nueve. El año pasado las fotografías del lugar se publicaron en este diario cuando desde estas columnas se denunció el estado de hacinamiento que padecían las personas privadas de su libertad en la alcaidía santarroseña. Había allí entonces, doce personas.
El lugar son cuatro «sucuchos» con un camastro de material que dan a un pasillo donde los detenidos pasan todo el tiempo sin hacer nada. La escasa circulación de los detenidos que pasan a veces días sin salir al patio, hace difícil su control. Para llegar y hacer el recuento, los guardias necesitan abrir dos puertas de chapa que alertan con tiempo a los internos de la llegada de los policías.
En ese ambiente, los fugados se hicieron con una sierra y, haciendo una escalera humana de tres, uno de ellos ató una frazada a los barrotes del ventiluz ubicado a unos cuatro metros de altura. La frazada fue atada de ambos extremos como si fuera una hamaca y así, por turnos, realizaron con relativa comodidad la tarea de cortar los barrotes. Una vez cortados dos barrotes, hicieron lo mismo con la malla cima que refuerza la seguridad del ventiluz.
Cuando la tarea estuvo finalizada esperaron las horas de la noche y salieron por ese lugar hacia el techo. Del techo se descolgaron al patio y luego, amparados por las sombras saltaron el tapial perimetral, escapando de la Alcaidía por el lado más cercano a la Reserva Los Caldenes. La colocación recientemente de un alambre de púas en la parte superior del muro tal vez haya facilitado la fuga pues de ese alambre, presuntamente, los evadidos engancharon una sogas improvisadas con frazadas.
Lo que queda en claro para quien entra a la Alcaidía y va a las celdas de donde se fueron los cuatro, es que «los demás no se escaparon porque no quisieron», como graficó ayer una calificada fuente policial. Nada les impedía abandonar el lugar por el ventiluz, más aún sabiendo que tendrían varias horas de ventaja pues los guardias advertirían la fuga recién en el recuento de la mañana.
Fuente:_ Diario La Arena
