La Pampa, Lunes 23 de Enero 2017
A 54 días del accidente aéreo que sufrió su delegación en Colombia y que dejó un saldo de 71 muertos, Chapecoense volvió a jugar este sábado un partido oficial de fútbol. Y los 90 minutos que el equipo brasileño disputó ante Palmeiras, más que por goles y atajadas, serán recordados por su fuerza simbólica: el 21 de enero de 2017, el “Chape” certificó su renacimiento.
El amistoso se disputó en el Arena Condá, estadio del Chapecoense, y culminó 2-2. En lo futbolístico, al local le sirvió para empezar a darle ruedo a su plantel, compuesto casi en su totalidad por jugadores recién incorporados. Para Palmeiras, campeón de Brasil, también fue una oportunidad de tomar ritmo pensando en la temporada que se viene. Sin embargo, el partido fue especial por las conocidas razones que exceden a lo deportivo.
Después de la tragedia del 28 de noviembre, cuando el avión que trasladaba a su delegación cayó en Medellín, el Chapecoense -o lo que quedaba de él- se embarcó, sumido en la más profunda de las tristezas, en un enorme proceso de reconstrucción.
Y por eso, cuando, a las 16:43 local la pelota comenzó a rodar en el Arena Condá, la emoción, por lo perdido y lo reconquistado, embargó no sólo a los asistentes del estadio, sino a un país entero que todavía se conmueve ante la tragedia.
Antes de que comenzara el partido, Jackson Follmann, Neto y Alan Ruschel, los tres jugadores que sobrevivieron al accidente, habían ingresado al campo de juego y levantado el trofeo de campeón de la Copa Sudamericana.
El avión que cayó trasladaba a la delegación del Chapecoense a Colombia, en donde el equipo debía jugar la final de la competencia continental ante Atlético Nacional de Medellín. El partido nunca se disputó y el 5 de diciembre la Conmebol, por pedido de sus rivales, declaró vencedor del torneo al conjunto brasileño.
Por eso, cuando, desde su silla de ruedas, Follmann, visiblemente emocionado, alzó la copa por encima de su cabeza y la mostró al estadio, fueron pocos los hinchas que lograron contener las lágrimas. Quien ayudaba a trasladarse al exarquero era Nivaldo, compañero de equipo que no viajó a Colombia por decisión técnica y que ahora es parte de la dirigencia del “nuevo Chape”.
Los familiares de las víctimas de los jugadores y miembros del cuerpo técnico muertos en el accidente recibieron también sus medallas de campeón. La gran mayoría lloraba y portaba fotos de sus parientes fallecidos.
Rafael Henzel, el único periodista que sobrevivió al accidente, estuvo en una de las cabinas del estadio y relató el partido para “Radio Oeste Capital”, de Chapecó. A los 14 minutos del primer tiempo, cuando Chapecoense marcó el 1-1, la alegría desbordó su narración.
El tanto fue marcado por Douglas Grolli, defensor que comenzó su carrera en el club. “Yo lo pedí: si es posible que Grolli, criado aquí, marque el primer gol del renacimiento del Chapecoense. ¡Chapecoense nos llena de orgullo! ¡Su corazón resurge con un gol salido de su interior!”, expresó el relator.
Luego el juego continuó. Apenas comenzado el segundo tiempo, Amaral anotó el 2-1 para el local y Vitinho, a los 33, empató para Palmeiras. En total, el “Chape” realizó 13 cambios en 90 minutos, para darle rodaje a muchos de los nuevos jugadores de su plantel.
En el accidente de Colombia murieron 19 futbolistas. Para formar su nuevo elenco, Chapecoense contrató 23 nuevos nombres, subió a 11 jugadores de las divisiones inferiores, y mantuvo a tres de su plantel anterior. Se espera que tanto Neto como Ruschel vuelvan a jugar, aunque todavía no se sabe cuándo.
A los 71 minutos de juego, el partido se paró por 60 segundos en homenaje a los 71 muertos en el accidente. En ese momento, todos los asistentes al estadio comenzaron a aplaudir bien fuerte y a entonar el que se volvió casi un himno mundial a la superación: “Vamos, vamos Chape”.
La última vez que Chapecoense había jugado en su estadio había sido el 23 de noviembre de 2016: ese día, con una atajada inmensa del fallecido Danilo en el último minuto de partido, el equipo empató 0-0 con San Lorenzo y rubricó su pase a la final de la Copa Sudamericana.
Entre aquellas tribunas repletas de aquel día y el lleno de este sábado pasaron menos de dos meses. En el medio, sucedió el accidente, luego el funeral colectivo, la solidaridad del deporte mundial y la reconstrucción. El 21 de enero de 2017 quedará grabado en la historia como el día en que el Chapecoense, de nuevo, se puso de pie. Como cantaban sus hinchas el día del velorio de sus ídolos: “El campeón volvió”.