Originalmente, para la jornada de hoy –que duró poco menos de seis horas– habían sido convocadas catorce personas, aunque durante el proceso hubo modificaciones en el listado. La restante testigo fue un ama de casa que, a instancias del fiscal de General Acha, Juan Bautista Méndez, respondió desde 25 de Mayo a través de una videoconferencia.
Esta vez los interrogatorios fueron acaparados por Gebruers y, en menor medida, por Rodríguez. La fiscalía y las querellas formularon pocas preguntas y muy específicas. En líneas generales los testigos fueron consultados por horarios de trabajo, organización interna de las escuelas, etc. A algunos de ellos se les exhibieron fotografías y otros debieron ubicar lugares en un croquis.
La nómina de testimonios en el octavo día del juicio incluyó a siete docentes de distintos establecimientos educativos –uno de ellos familiar de uno de los acusados y otros con cargos jerárquicos–, dos porteros de escuela, un comerciante y la citada ama de casa.
Al final, y antes del cierre de la audiencia, la imputada Gabriela Bastías solicitó ampliar su indagatoria simplemente para aclarar un dato que había sido aportado por una testigo la semana pasada. A su vez, Méndez requirió que el careo que está pendiente entre una docente y una psicóloga se realice por videoconferencia ya que ambas se domicilian en 25 de Mayo, pero Gebruers se opuso y el tribunal dispuso que se efectúe en el Centro Judicial de Santa Rosa. (Diario Textual)